martes, 21 de marzo de 2017

Educación y La Pepa.


Cortes de Cádiz (1812)



Nos trasladamos al siglo XIX, época posterior a la Revolución Francesa, donde nos fijaremos en las políticas de educación de José I. Era una época en la que se rompió con el Antiguo Régimen y se quería bajar el número de conventos.  Todo esto influyo de manera indirecta en la educación ya que los valores de la Revolución Francesa entraron en nuestro país con un interés de progreso.
En cuanto a este progreso, no solo podía avanzar la política, sino que también lo hicimos en materia de educación e investigación. De esta manera se abolieron las órdenes regulares como pueden ser los escalopios y se crearon nuevas escuelas donde antes había conventos. Gracias a esto se creó el Reglamento de Enseñanza Pública de 1809 que promovía la enseñanza pública y el permiso a los docentes a organizar la materia.  Con todo ello se crearon un conjunto de liceos, es decir, colegios públicos implantados en capitales de Intendencia donde el gobierno regía todo su funcionamiento. Pero fue gracias a José Martínez de Hervás por lo que se crearon las primeras escuelas femeninas, siendo la primera de todas la implantada en Madrid.
Más tarde, en el año 1810, el reino quedó dividido en prefecturas donde cada responsable de ellas se encargaba de la administración de estos centros.  A partir de este año se puso en funcionamiento el Reglamento de Enseñanza Pública el cual aseguraba que se impartieran clases de letras y aritmética, pero los maestros seguían siendo nombrados  según la opinión de los curas. Fue en ese mismo año cuando se creó el Conservatorio de artes y oficios para fomentar la industria en nuestro país.
En el año 1811 se creó La Junta de Instrucción Pública cuyo objetivo era crear un Plan General de Instrucción Pública y gestionar los gastos económicos que tenían aquellas escuelas, en definitiva, hacer un conjunto de medidas de tipo educativo. Este proyecto no se llegó a configurar del todo, pero si pequeñas partes de él. En este plan se configuraban escuelas de primaria, por un lado los liceos, por otro los ateneos. También contaban con la inspección y la escuela normal para los maestros. Como contenidos en estas escuelas destacaban los valores religiosos y morales, el amor a la patria y al gobierno, nociones acerca de las letras y aritmética y también sobre lo agrario en las zonas rurales y aspectos sobre el comercio en las urbes. Se dedicaba cuatro años y debía de haber una escuela por cada mil habitantes.  Hubo un cambio en cuanto a la elección del profesorado, que sería elegido por el ministerio, y debían llevar uniforme.
Con todo ello en el reinado de José I se dio un cambio en la organización de la educación del estado, quitando los principios de la Inquisición y del Antiguo Régimen en general, y haciendo una organización centralizada por el ministerio. Se abolió toda clase de influencia religiosa y se hizo una ampliación al currículo. Se incluyó la formación femenina, de adultos y de docentes. Y por último se pretendía crear una universidad central. El propósito de este gobierno era que España avanzase hasta el lugar de los demás países desarrollados en cuanto a ciencias, prueba de ello es la creación del Instituto de Ciencias y Letras y del Real Museo de Historia Natural.
En contra de este gobierno se encontraba la Junta Central, el órgano máximo de gobierno, encargada de crear la constitución y la instrucción pública. Esta última parte o junta era llevada por Jovellanos junto a otros ilustrados pero estos no querían quitar importancia a la Iglesia Católica en las aulas.
Una vez puesta en vigor la Constitución de 1812 y formadas las Cortés de Cádiz dos años antes, lo cual implantaría la ordenanza de escuelas con enseñanzas de letras y calculo, religión católica y obligaciones civiles. También la creación de universidades, todo esto regido desde la centralización del estado.  Esta constitución daba el derecho a la educación, sobre todo a leer y escribir para poder ejercer el derecho a voto próximamente.
En el año 1814 se creó el Informe Quintana, nombre atribuido al poeta Manuel José Quintana fue la base para que la comisión aceptase un decreto acerca de la enseñanza pública. Esto provocó una reforma en el sistema educativo. Como nuevos aspectos destacan la creación de tres niveles; primera, segunda y tercera. Como órgano principal estaba la Academia Nacional, lo que es hoy en día llamado el Instituto de España, y por último estaba la Dirección General de Estudios, la cual era encargada de dirigir todo esto.
La primera de estas enseñanzas era la más importante de todas, por ello se interesaron que llegase a todos los ciudadanos. Como currículo principal se establecían nociones de lectura, escritura, cálculo, religión y civismo, junto a conocimiento de la gramática castellana, geografía, historia, aritmética, geometría y dibujo.
La segunda enseñanza iba enfocada a la preparación de la universidad y la enseñanza técnica superior. Había dos vertientes de conocimientos con tres disciplinas; ciencias, matemáticas y físicas y por otro lado Literaturas y Artes y Ciencias morales y políticas.
La tercera enseñanza se dirigía a estudios más profesionales, los llamados universitarios, destacaban la teología y jurisprudencia civil, medicina, agricultura, construcción de caminos, astronomía y navegación, etc.
Estos tres niveles iban destinados a la enseñanza masculina mientras que la femenina se debía hacer de forma privada o doméstica.
La nueva enseñanza debía ser igual para todos los ciudadanos y en castellano, no en latín como en el Antiguo Régimen, además de pública y gratuita. Por otro lado también estaba la enseñanza privada a la cual solo se le exigía que siguiese las doctrinas de la religión de la nación. Todo ello llevaba impuestos lo valores de la igualdad y el desarrollo del individuo como persona perteneciente a una nación la cual debe darle una educación gratuita e igualitaria.
Por otro lado el dictamen de 1814 cambió la educación hacia un foco más restrictivo. En cuanto a la educación femenina se restringía solo a la formación doméstica. Es decir solo a leer y escribir y a labores dichas femeninas en aquellos tiempos.  El problema planteado en este dictamen fue el aspecto económico, por lo tanto los encargados de gestionarlos serían los ayuntamientos los cuales se harían cargo de las deudas en tales casos.

Estas dos elaboraciones pretendían un cambio en nuestro país hacia la ideología liberal debido a la Revolución Francesa. Todo ello unificaba la organización de la educación en todos los aspectos y pretendía dar una igualdad hacia todos no conseguida.

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